domingo, 22 de noviembre de 2009

EL ESPACIO, PROTAGONISTA DE LA ARQUITECTURA

Es algo dificil tratar de hablar sobre espacio, pero cuando hablamos de arquitectura sabemos que su carácter primordial que lo distingue de otras actividadea artísticas es que tiene un volumen tridimensional que involucra al hombre, es decir, es como una gran escultura excavada en cuyo interior el hombre entra y lo recorre. En cambio, la pintura actúa en dos dimensiones, pero puede sugerir tres o cuatro y la escultura actúa en tres dimensiones, pero le hombre simplemente permanece en el exterior observando.
Muchas veces no entendemos el verdadero significado de una construcción, simplemente pensamos: "son cuatro paredes con ciertos detalles que la hacen ver bonita", pero en realidad a arquitectura no deriva de una suma de longitudes, anchuras y alturas de los elementos constructivos que envuelven el espacio, sino que ese espacio interior adquiere su valor o significado desde el momento en que el hombre vive y se mueve dentro de él formando sus propias experiencias e historias. Tomar posesión del espacio, saberlo ver, constituye la llave de ingreso a la comprensión de los edificios.
Más que aprendernos términos o elementos arquitectónicos debemos empezar por tratar de entender su esencia, de comprender el espacio y aplicarlo como elemento a la crítica arquitectónica.
No hay que dejarse llevar por la belleza exterios, puesto que la fachada de una casa, de una iglesia, de un palacio, por bellas que sean, no contituyen más que la caja en la que está comprendida la joya arquitectónica. Puede ser una obra maestra, pero continúa siendo una caja.
El descubrimiento de la perspectiva (altura, profundidad y ancho) hizo creer q los artistas del sigo XV que poseían finalmente las dimensiones de la arquitectura y el método de representarla. Pero fue necesario esperar el descubrimiento de la perspectiva para obtener una representación adecuada de os ambientes interiores y de las vistas exteriores de la arquitectura.
La mente del hombre descubrió que además de tres dimensiones de la perspectiva exisitía una cuarta. Esto ocurrió con la revolución dimensional cubista por ahí del año 1914. Ellos se dieron cuenta que hay un elemento más para analizar una obra: e desplazamiento sucesivo del ángulo visual, la realidad del objeto no se agota en las tres dimensiones de la perspectiva, sino que se hace un sinfín de perspectivas desde los infinitos puntos de vista.
Pero os cubistas no se detuvieron aquí, tambipen se dieron cuenta que existe el organismo interno. Entonces en sus pinturas comenzaron a representar simutáneamente, no sólo diversos aspectos externos de un objeto, digamos una caja, sino también la caja abierta, la caja en planta, la caja rasgada.
La conquista cubista de la cuarta dimensión es de inmensa trascendencia histórica, pues toda obra arquitectónica, para ser comprendida y vivida, requiere el tiempo de nuestro recorrido, osea, la cuarta dimensión.

Cuando se estudia la arquitectura se tiene que tener muy presente que, apesar de que una planta puede ser abstractamente bella en el papel y que el volumen en conjunto puede ser igualmente proporcionado, aun así el edificio puede resutar arquitectónicamente pobre.

LA IGNORANCIA DE LA ARQUITECTURA

Se ha observado con frecuencia que los diversos medios de comunicación ignoran la nueva edificación de una obra arquitectónica y le toman más importancia a la pintura, música, escultura y iteratura.
No existe una adecuada propagación sobre arquitectura así como tampoco se puede evitar que se realicen fealdades en el campo de la construcción. Lo malo es que, al menos, cuando hay una película o un libro muy malos, simplemente los censuran, pero en el caso de la arquitectura las consecuencias de ésta pueden llegar a ser graves y prolongadas.
La arquitectura está tan presente en nuestra vida diaria que no podemos nada más cerrar los ojos frente a las edificaciones.
Normamente en los libros de arte o artículos, los edificios se juzgan como si fuesen esculturas o pinturas, osea, de un modo externo y superficial, como puros fenómenos plásticos. Se olvidan de considerar los valores específicos que diferencian la escultura o pintura de la arquitectura. Reducen la crítica a valores pictóricos.
En la actualidad se siguen aplicando a la arquitectura los criterios de la crítica pictórica solo que ahora la comparación en pintura contemporánea con arquitectura contemporánea.
De cierta forma algunos arquitectos tienen la culpa de que ocurra esto porque si siguen hablando sobre historia de la construcción técnica y si a la vez ocupan un lenguaje muy complicado que luego ni ellos entienden, es obvio que el público no le tome el interes necesario a las obras arquitectónicas.

DETERMINISMO Y LIBERTAD

Cuando hablamos de libertad, especialmente a un nivel personal, presupone una posibilidad de elegir, que a su vez nos llevan a disponer de elementos de juicio que nos ayuden a una buena elección. Pero la libertad no es absoluta, puesto que el hombre no puede elegir en contra de lo que dictan las leyes de la Naturaleza. Por lo tanto la idea de la libertad lleva implícito el concepto de sus límites.



En los siglos XVI y XVII el tema de la libertad giró especialmente en torno a la discusión de la compatibilidad de la libertad del hombre con la presciencia divina. Se empezó a cuestionar si Dios mueve o no la voluntad el hombre de un modo completo o simplemente colabora con él en el ejercicio de su libre albedrío. El problema central pasó a ser el de si el concepto de libertad puede subsistir frente a la idea del determinismo.


El determinismo, en general, consiste en la afirmación de que en el mundo de la realidad, lo que ha existido, existe o existirá está absolutamente prefijado.


Tomando en cuenta la postura del materialismo, el hombre nace sin ninguna libertad, puesto que los aspectos genéticos no los podemos elegir.


En la medida que el hombre posee una historia social y natural, éste se encuentra determinado por ellos. El ser humano va avanzando de acuerdo a lo que existe actualmente en su entorno. Se puede decir que somos lo que somos en función de nuestra historia